Abordar este tema en familia, identificar salidas de emergencia (como puerta trasera o ventanas bajas) en la casa y hacer simulacros.
Ubicar un punto de encuentro para toda la familia fuera de la casa.
Llamar a emergencias una vez estén fuera de la casa, no dentro.
Enseñar a los niños a no esconderse bajo la cama o en el closet.
Gatear hasta la puerta.
Tocar la puerta con la mano en medio, arriba y abajo. Si no está caliente, abrirla despacio, cubriéndose con la puerta. Puede haber llamas o gases tóxicos del otro lado. Si abres la puerta rápidamente, la llama te alcanzará directamente, ya que estarás oxigenando y alimentando la llama.
Si la puerta está caliente, no abrirla y buscar otra salida,
siempre gateando abajo del humo.
Gatear hasta ver que no haya humo o fuego y salir.
Mantener las puertas cerradas para evitar que entren llamas y humo.
Colocar toallas húmedas o tapetes mojados bajo la puerta o alrededor de esta para que no entre humo.
Cubrir boca o nariz con algo húmedo para respirar mejor.
Permanecer junto a la ventana y esperar a los bomberos.
Abrir la ventana solo en caso de que no exista humo afuera o llamas y pedir auxilio.
Romper la ventana no se aconseja porque no hay forma de cerrarla si entra el humo o las llamas.
Atraer la atención para pedir ayuda con un trapo y, si se puede, abrir la ventana. Colgar sábanas o lienzo y cerrar la ventana si hay riesgo.
Nunca utilizar ascensor, solo las escaleras, si se puede bajar, si no se puede, subir a la azotea y esperar que llegue ayuda.